Tratado de Qadesh, el acuerdo de paz más antiguo del mundo

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Tratado de Qadesh, el acuerdo de paz más antiguo del mundo

En las paredes del templo de Karnak, cerca de Luxor (Egipto), y en el templo del faraón Ramsés II en Tebas, hay grabados que describen una gran batalla contra el Gran Rey de Khatti y un tratado de paz que se forjó con ellos. 

Los jeroglíficos, conocidos desde la antigüedad, fueron traducidos por primera vez por Jean-François Champollion a principios del siglo XIX, lo que desencadenó un renovado interés de los occidentales por el Antiguo Egipto.
 
En 1858 se identificó que el Gran Rey de Khatti eran los hititas que gobernaban en el centro de Anatolia, en la actual Turquía. Ocho años después, en 1906, el arqueólogo alemán Hugo Winckler descubrió y excavó la capital hitita, Hattusa, en las ruinas fortificadas de Boğazkale, en Turquía.
 
En los restos del palacio más grande, desenterraron 10.000 tablillas de arcilla con escritura cuneiforme que documentaban muchas de las actividades diplomáticas de los hititas. El hallazgo incluía también tres tablillas en las que estaba inscrito el texto de un tratado que se correspondía con los encontrados en las paredes de los templos egipcios. Winckler comprendió inmediatamente la importancia del descubrimiento. Escribió:

…una tabla maravillosamente conservada que inmediatamente prometía ser significativa. Una mirada a ella y todos los logros de mi vida se desvanecieron en la insignificancia. Aquí estaba – algo que podría haber llamado en broma un regalo de las hadas. Aquí estaba: Ramsés escribiendo a Hattusili sobre su tratado conjunto… la confirmación de que el famoso tratado que conocíamos por la versión grabada en las paredes del templo de Karnak también podría estar iluminado por lo demás. Ramsés es identificado por sus títulos reales y su pedigrí exactamente como en el texto del tratado de Karnak; Hattusili es descrito de la misma manera – el contenido es idéntico, palabra por palabra con partes de la versión egipcia y escrito en hermoso cuneiforme y excelente babilonio … Al igual que la historia del pueblo de Hatti, el nombre de este lugar fue olvidado por completo. Pero es evidente que el pueblo de Hatti desempeñó un papel importante en la evolución del antiguo mundo occidental, y aunque el nombre de esta ciudad y el del pueblo estuvieron totalmente perdidos durante tanto tiempo, su redescubrimiento abre ahora posibilidades que aún no podemos empezar a pensar. 
 
El tratado de paz egipcio-hitita, también conocido como Tratado de Qadesh, es el primer tratado de paz del que se tiene constancia. También es el único tratado del Próximo Oriente Antiguo del que se han conservado las versiones de ambas partes.
 
Se firmó para poner fin a la larga animosidad entre el Imperio Hitita y los egipcios, que habían luchado durante más de dos siglos para hacerse con el dominio de las tierras del Mediterráneo oriental. El conflicto culminó con un intento de invasión egipcia en 1274 a.C. que fue detenido por los hititas en la ciudad de Qadesh, en el río Orontes, en la actual Siria.
 
En la batalla de Qadesh, ambos bandos sufrieron muchas bajas, pero ninguno pudo imponerse de forma decisiva ni en la batalla ni en la guerra. El conflicto continuó de forma inconclusa durante unos quince años más antes de que se firmara el tratado. Aunque a menudo se le llama Tratado de Qadesh, en realidad se firmó mucho después de la batalla, y Qadesh no se menciona en el texto.
 
Se cree que el tratado fue negociado por intermediarios sin que los dos monarcas se reunieran en persona. Ambas partes tenían intereses comunes para lograr la paz; Egipto se enfrentaba a la creciente amenaza de los Pueblos del Mar, mientras que los hititas estaban preocupados por el creciente poder de Asiria al este. El tratado fue ratificado en el año 21 del reinado de Ramsés II (1258 a.C.) y continuó en vigor hasta que el Imperio Hitita se derrumbó ante los asirios, casi un siglo después.
 
El tratado de paz de Ramsés II y Hattusili III es notable porque conocemos su redacción exacta. Como cualquier acuerdo moderno, el tratado se divide en puntos y cada parte hace promesas de hermandad y paz a la otra en función de los objetivos. Acordaron que no cometerían actos de agresión entre sí, que repatriarían a los refugiados de la otra parte y que se ayudarían mutuamente.

En caso de que un extranjero atacara a Egipto o a los hititas, el otro proporcionaría ayuda militar:
 
Si un enemigo extranjero marcha contra el país hitita y si Hattusili, el rey del país hitita, me envía este mensaje: «Ven en mi ayuda contra él», Reamasesa, mai-Amana, el gran rey, el rey del país egipcio, tiene que enviar sus tropas y sus carros a matar a este enemigo y a dar satisfacción al país hitita. Si un extranjero marcha contra el país de Egipto y si Reamasesa, el gran rey, el rey del país de Egipto, tu hermano, envía a Hattusili, el rey del país hitita, su hermano, el mensaje siguiente: «Ven en mi ayuda contra él», entonces Hattusili, rey del país hitita, debe enviar sus tropas y sus carros y matar a mi enemigo.

 

El tratado termina con una declaración en la que se llama a los dioses a dar testimonio, y en caso de quebrar el tratado, se recibiría un castigo de los dioses:

En cuanto a estas palabras que están en esta tablilla de plata de la tierra de Hatti y de la tierra de Egipto, al que no las guarde, mil dioses de la tierra de Hatti y mil dioses de la tierra de Egipto destruirán su casa, su tierra y sus siervos. Pero al que guarde estas palabras que están en esta tablilla de plata, sea de Hatti o sea de Egipto, y no las desatienda, mil dioses de la tierra de Hatti y mil dioses de la tierra de Egipto le harán quedar sano y vivir, junto con sus casas y sus tierras y sus siervos.

 

Después de formar una alianza con Hatti, Ramsés comenzó a dirigir su riqueza y sus energías hacia proyectos domésticos, lo que llevó a la realización de extensos proyectos de construcción, como la finalización de sus grandes templos de Abu Simbel excavados en la roca. También hay pruebas de que Ramsés trató de establecer vínculos familiares más fuertes con Hatti casándose con una princesa hitita.

El tratado en su forma final fue redactado en Qadesh en consulta con los embajadores egipcios. Cuando adquirió su forma definitiva, se inscribió en una tablilla de plata y se llevó a Egipto. Tras la aprobación de Ramsés, se redactó una contraparte en su propio nombre, tomando frases del original hitita y haciendo sólo algunas modificaciones menores.

Finalmente, la versión elaborada en nombre de Ramsés fue grabada en otra tablilla de plata, estampada con el sello del faraón y enviada a Hatti. Los escribas de Hatti prepararon entonces copias escritas en tablillas de arcilla para conservarlas en los archivos reales. Fueron estas copias las que descubrió Hugo Winckler. Las tablillas de plata originales se han perdido, probablemente saqueadas y fundidas hace mucho tiempo.

Dos de las tablillas de arcilla se exponen ahora en el Museo del Antiguo Oriente de Estambul, mientras que la tercera se exhibe en los Museos Estatales de Berlín (Alemania). Una copia del tratado está expuesta de forma destacada en una pared de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

Una copia de la versión egipcia, como decíamos al principio del artículo, está grabada en jeroglíficos en las paredes de dos templos del faraón Ramsés II en Tebas: el Ramesseum y el templo de Karnak.


Fuentes:

Langdon, S., & Gardiner, A. H. (1920). The Treaty of Alliance between Ḫattušili, King of the Hittites, and the Pharaoh Ramesses II of Egypt. The Journal of Egyptian Archaeology, 6(3), 179–205. doi.org/10.2307/3853914 | Wikipedia

 

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Asentamientos vikingos en América

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Asentamientos vikingos en Groenlandia y Terranova

El hallazgo de un insólito asentamiento vikingo en América no tuvo trascendencia para las civilizaciones de América y Europa, y se debió a la pura casualidad ​ Los nórdicos establecieron colonias en algunas áreas del Atlántico Norte, que incluían las islas de Groenlandia y fugazmente en América la isla de Terranova, en el extremo norte del actual Canadá, a partir del siglo x.​ Aunque las colonias vikingas en Groenlandia, establecidas por Erik, el Rojo, perduraron casi 500 años, los asentamientos al otro lado del estrecho de Davis fueron de escasa entidad y efímeros, limitados a la mencionada remota isla canadiense.

Actualmente se piensa que los vikingos llegaron por pura y simple casualidad a la isla de Terranova, y que según las sagas islandesas, el vikingo que pudo llegar a dichas costas fue Leif Eriksson. Los hallazgos arqueológicos en L'Anse aux Meadows,​ indican la existencia de restos vikingos en un pequeño asentamiento declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco,​ insólito testimonio de la presencia de Pueblos nórdicos en el territorio americano.​ También ha sido encontrado en la isla de Baffin un crisol para fundir bronce que data de alguna fecha entre los años 754 y 1367; similar a modelos procedentes de Noruega.

Las sagas de Vinlandia, dos textos medievales del siglo xiii, son la primera fuente escrita europea en la que se podría hacer referencia a América del Norte. Allí se mencionan cuatro regiones a las que los vikingos llamaron: «Groenland» (Tierra Verde), «Helluland» (Tierra de Arroyos), «Markland» (Tierra de Bosques) y «Vinland» (Tierra de Viñedos).

Las sagas nórdicas o islandesas

Los viajes, descubrimientos y asentamientos vikingos en América del Norte fueron escritos por primera vez en dos sagas: la Saga de los groenlandeses escrita en 1200, y la Saga de Erik el Rojo, escrita en 1260.

Se trata de relatos de autor anónimo en los que se mezclan ficción y realidad sobre hechos sucedidos dos siglos antes transmitidos oralmente, por lo que los estudiosos han tenido que recurrir a datos científicos complementarios para establecer la mayor o menor certeza de su contenido fantástico.

Groenlandia

Según cuentan las sagas islandesas, los vikingos de Islandia llegaron por primera vez a América por Groenlandia en 982. En aquel momento, la colonia consistía en dos asentamientos, con una población total de entre 3000 y 5000 habitantes, y al menos 400 granjas que pueden datar de esa época han sido identificadas en el sitio por los arqueólogos.

En su cúspide, la colonia vikinga en Groenlandia tuvo una diócesis en Garðar y exportaba marfil, cuerdas y productos agropecuarios.​ En 1261, la población aceptó el gobierno del rey de Noruega, aunque continuó aplicando sus leyes locales. En 1380 este reino se unió al de Dinamarca (Unión de Kalmar).

La colonia empezó a declinar en el siglo xiv y los asentamientos empezaron a ser abandonados hacia 1350.​ En 1378 ya no existía la diócesis de Garðar, y el último registro escrito de la colonia es un matrimonio ocurrido en 1408.​ Lo más probable es que en el siglo xv ya no existieran asentamientos vikingos en América, si bien no existe una fecha plenamente establecida. Los estudios con radiocarbono ubican los últimos rastros de asentamientos hacia 1430, con una variación de 15 años. Se han propuesto varias teorías que podrían explicar las razones de la decadencia y desaparición de estos asentamientos.​ La Pequeña Edad de Hielo que ocurrió durante esta época pudo haber endurecido las condiciones de vida de las poblaciones locales y dificultar el transporte entre América y Europa. Adicionalmente, el marfil de Groenlandia pudo ser sustituido en el mercado europeo por el más económico marfil procedente de África.

A pesar de la pérdida de contacto con los asentamientos de Groenlandia, el Gobierno danés continuó considerando Groenlandia como una posesión, y la existencia de la isla nunca fue olvidada por los geógrafos europeos.​ Los balleneros europeos realizaron paradas ocasionales en la isla durante el siglo xvii y en 1721, se realizó una expedición mercantil y misionera liderada por Hans Egede hacia Groenlandia, bajo los argumentos que, de haber todavía habitantes vikingos en Groenlandia, estos continuarían siendo católicos y debían ser reformados, tal y como lo habían sido los cristianos del norte de Europa. Esta expedición no encontró poblaciones de origen europeo que hubieran sobrevivido, pero inició la colonización danesa en América, con una colonia estable en la isla que afirmó las pretensiones de soberanía de Dinamarca sobre Groenlandia.

Vinland

Según cuentan las sagas islandesas (la Saga de Erik el Rojo, la Saga de los groenlandeses, y capítulos del Hauksbók y del Libro de Flatey), los vikingos iniciaron la exploración al oeste de Groenlandia a los pocos años de establecerse los asentamientos en la isla. Bjarni Herjólfsson, un mercader que navegaba entre Islandia y Groenlandia, perdió el rumbo, llegando a un territorio mucho más al oeste. Herjólfsson describió el territorio a Leif Erikson, quien exploró el área con mayor detalle y fundó un pequeño asentamiento llamado Leifsbúðir.

Según estas crónicas tres áreas separadas fueron descubiertas durante esta exploración: Helluland, que significa «tierra de la piedras planas»; Markland, territorio cubierto por bosques (algo que interesaba a los colonos de Groenlandia, región escasa de árboles); y Vinland, que estaba algo más al sur de Markland. Fue en Vinland donde se estableció el asentamiento descrito en las sagas.

Los asentamientos de Leif no prosperaron y los pobladores se peleaban debido a la escasa población femenina que participó en la expedición; también se cuenta que tuvieron conflictos con la población local aborigen (que los vikingos llamaban skræling), que posiblemente fueran algonquinos. El asentamiento fue abandonado tras pocos años. Los vikingos de Groenlandia recordaron la existencia de tierra al oeste, y continuaron abasteciéndose de madera desde Markland. El último viaje debió ocurrir hacia el siglo xiv.

Durante muchos años, se dudó de la autenticidad de las sagas, hasta que en 1837, el arqueólogo danés Carl Christian Rafn describió los indicios de asentamientos vikingos en América del Norte. En la década de 1960 se comprobó la base histórica de las sagas al excavarse un asentamiento vikingo en Leifsbúðir (L'Anse aux Meadows) en Terranova. Sin embargo, la ubicación exacta de las tierras descritas en las sagas todavía no está clara. Muchos historiadores identifican a Helluland con la isla de Baffin y a Markland con las costas de Labrador. La ubicación de Vinland es mucho menos clara. Algunos piensan que los asentamientos de L'Anse aux Meadows son el asentamiento de Vinland descrito en las sagas; otros, basados en descripciones en las sagas, consideran que Vinland debía ser un territorio mucho más cálido que Terranova, y la ubican más al sur.

Más recientemente, en el año 2012, la arqueóloga canadiense Patricia Sutherland encontró investigando las ruinas de un antiguo edificio en la isla de Baffin, unas piedras de afilado de herramientas de metal, cuyas ranuras de desgaste indicaban tener aleaciones de materiales como el cobre y el bronce, desconocidos por los nativos del Ártico. Datados entre el año 989 y el 1020, el campamento contaba con tres salas, así como herramientas para tejer, hacer herrería e incluso la reparación de barcos, lo que podría demostrar que los vikingos se internaron más hacia el interior de Canadá.

Descubrimientos arqueológicos en 2015 en Point Rosee, en la costa suroeste de Terranova, revelan evidencia de un emplazamiento de fundición de hierro, por lo tanto un segundo y posible asentamiento vikingo del siglo x en Vinland. El posible asentamiento fue inicialmente descubierto a través de imágenes vía satélite y lecturas magnetométricas. Los arqueólogos han comenzado a excavar el área.

Runas escandinavas en América

Algunos investigadores suponen que ciertos petroglifos de América del Sur se relacionan con símbolos de escritura al estilo de las runas, mencionan a los hallados, por ejemplo, en Nazca, Perú,​ Brasil, Paraguay, y las provincias argentinas de Tucumán y Córdoba, de lo cual deducen un contacto entre los escadinavos y las poblaciones locales. Tales suposiciones no son aceptadas por la investigación arqueológica moderna.

También se ha considerado que otras runas encontradas en América del Norte (por ejemplo las runas de Kensington o las runas de Oklahoma) fuesen hechas supuestamente por poblaciones descendientes de los escandinavos.​ Los runólogos no aceptan estos hallazgos como pruebas de la colonización de Escandinavia en América, dado que contienen muchas inconsistencias en relación a la escritura rúnica. Esto los lleva a considerarlas falsificaciones.

Existe un supuesto mapa vikingo de América del Norte, conocido como Mapa de Vinlandia. Su edad es tema de debate; la mayor parte de los investigadores reputados creen que se trata de una falsificación realizada con materiales del siglo xx.

Genes amerindios en Islandia

Se ha encontrado en Islandia un linaje, denominado C1e, que es mitocondrial y típico de los amerindios y del este de Asia; se ha investigado a las cuatro familias que lo portan y no hay evidencias de matrimonios con extranjeros posteriores al siglo xvii. Como la isla quedó prácticamente aislada desde el siglo x, la hipótesis más factible es que estos genes correspondiesen a una mujer amerindia que fue llevada desde América por los vikingos cerca del año 1000.

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Hatshepsut

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Hatshepsut: La Reina Que Se Convirtió en Rey

Hatshepsut fue la mujer faraón con el reinado más duradero . Bajo su mandato, Egipto prosperó de forma notoria. Conocida como "la mujer rey," durante su reinado como faraón consiguió hacer florecer la economía egipcia. Dirigió la construcción y reparación de muchos edificios, monumentos y templos. Sin embargo, tras su muerte, sus sucesores trataron de borrar cualquier recuerdo de su persona. Su objetivo pudo haber sido intentar eliminarla de la memoria colectiva, pero estos intentos sólo alimentaron el deseo de las civilizaciones modernas de saber más sobre ella. Más de 3.000 años después de su muerte, varios arqueólogos, intrigados y desconcertados, trataron de localizar e identificar sus restos.
 
Nacida en el año 1508 antes de Cristo, Hatshepsut fue la única hija del rey egipcio Tutmosis I y de su principal esposa, la reina Ahmose. Cuando Hatshepsut tenía doce años, su padre falleció, así que se casó con su hermanastro Tutmosis II y asumió el papel de esposa principal y reina. Permaneció como reina consorte hasta que éste murió quince años después, dejando a Hatshepsut viuda a los 27 años de edad. Hatshepsut y Tutmosis II tuvieron una hija llamada Neferure. A su vez, Tutmosis II también tuvo un hijo, Tutmosis III, nacido de una concubina. Tutmosis III era sólo un bebé a la muerte de Tutmosis II, por lo que Hatshepsut se encargó de reinar como regente. Eventualmente asumió el papel de faraón. 

Esto fue algo muy inusual para aquella época. Los dioses de Egipto habían decretado que el papel del rey no podía cumplirse por parte de una mujer. Pero Hatshepsut se negó a someterse y sobre el 1437 antes de Cristo, ella misma se autocoronó faraón, cambiando su nombre a partir de la versión femenina de Hatshepsut - que significa “la más importante de las Damas Nobles” - en la versión masculina, Hatshepsu.

Durante su reinado como faraón, Hatshepsut se representó a menudo bajo forma masculina, con barba y luciendo la tradicional corona real. Esto probablemente se debiera a la falta de palabras o símbolos para retratar a una mujer como faraón y no debido a un deseo de engañar al pueblo haciéndole creer que se trataba de un hombre.
 
Como faraón, Hatshepsut restableció rutas comerciales que habían sido interrumpidas desde la ocupación de Egipto por los Hyksos, durante el Segundo Período Intermedio (1650-1550 a. C.). También fue responsable del primer intento conocido de trasplantado de árboles extranjeros, cuando ordenó traer treinta y un árboles de mirra desde Punt. Asimismo encargó cientos de proyectos de construcción en todo el Alto y Bajo Egipto. Sus edificios eran mucho más grandes que los de sus predecesores y sus sucesores intentaron reclamarlos como propios. El mayor edificio construido por Hatshepsut fue el templo funerario ubicado en el complejo de Deir el-Bahri, en la orilla occidental del Nilo. Dicha construcción está considerada como una de las maravillas arquitectónicas del antiguo Egipto. 

Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari
Veintidós años después de asumir su reinado como faraón, alrededor del 1458 a. C., Hatshepsut murió, cuando contaba cerca de 40 años. Fue enterrada en el Valle de los Reyes, en las colinas situadas tras Deir el-Bahari. Su cuerpo fue colocado dentro del sarcófago de su padre, trasladado allí para que yacieran juntos eternamente. Después de su fallecimiento, su hijastro Tutmosis III reclamó el papel de faraón, gobernando durante 30 años. Fue Tutmosis III quien exigió que fuese borrada toda evidencia del reino de Hatshepsut. Eliminó su imagen como faraón de templos y monumentos. Es probable que Tutmosis III quisiera eliminar cualquier pista que condujese hacia la historia de esa brava mujer que gobernó a los egipcios durante tantos años. Por esta razón los investigadores encontraron tan pocas referencias sobre la existencia de Hatshepsut hasta que en 1822 d.C. lograron traducirse los jeroglíficos escritos sobre los muros de Deir el-Bahari.
 
Tras el descubrimiento de su existencia, se especuló mucho al tiempor que se disparó la ilusión por descubrir sus restos. En 1902, el arqueólogo Howard Carter descubrió el sarcófago de Hatshepsut, pero estaba vacío. Muchos años más tarde el Dr. Zahi Hawass comenzó la búsqueda de la momia de Hatshepsut. En primer lugar buscó en el Valle de los Reyes, en su tumba, la conocida como KV20. Es la misma tumba que había sido descubierta muchos años antes por Howard Carter. Al no encontrar nada en ella se trasladó a otra tumba ubicada en Deir el-Bahari, cerca del famoso templo funerario de Hatshepsut, conocida como la DB320. Esta tumba no se remonta hasta el reinado de Hatshepsut pero en ella fueron enterradas muchas momias reales después de que sus tumbas hubiesen sido saqueadas durante las dinastías XXI y XXII. Tutmosis I, II y III fueron todas descubiertas en el enterramiento DB320, pero Hatshepsut no apareció por ningún sitio. 
 
El Dr. Hawass visitó entonces otra tumba más dentro del Valle de los Reyes, la conocida como KV60, donde dos momias habían sido descubiertas, también por Howard Carter. Después de varias pruebas y exploraciones sin éxito, el Dr. Hawass no sabía cómo proceder con la identificación de las mismas. Entonces recordó la existencia de una pequeña caja que podía tratarse, en realidad, de uno de los vasos canopos, pudiendo contener algún órgano de las momias. Al escanear la caja, descubrió que no sólo había en ella restos de un órgano, sino que además, se acompañaba de un diente. Los investigadores revisaron los resultados de los estudios practicados a las momias femeninas y descubrieron que una de ellas presentaba un alveolo vacío: el diente descubierto combinaba a la perfección. Otras pruebas se llevaron a cabo y por medio del poder de la ciencia forense moderna, en 2007, la momia fue identificada positivamente como la de Hatshepsut.
 
La identificación de la momia de Hatshepsut supuso todo un hito arqueológico. Su hijastro había hecho todo lo posible para borrar su memoria de las páginas de la historia, pero la ciencia moderna ha podido evitarlo.
 
Autor: M R Reese
 

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Los quipus

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Los quipus, la escritura secreta de los antiguos incas

El quipu, o registro de nudos (también llamado khipu), era un método utilizado por los incas y otras culturas andinas antiguas para mantener registros y comunicar información. Al no existir un sistema de escritura alfabético, este artefacto sencillo y altamente portátil alcanzó un grado sorprendente de precisión y flexibilidad. Utilizando una gran variedad de colores, cuerdas y, a veces, varios cientos de nudos atados de diversas maneras y a distintas alturas, el quipu podía registrar fechas, estadísticas, cuentas e incluso representar, en forma abstracta, episodios clave de historias folclóricas tradicionales y poesía. En los últimos años, los estudiosos también han cuestionado la postura tradicional de que el quipu era un mero dispositivo de ayuda a la memoria y han incluso llegado a sugerir que el quipu podría haber estado avanzando hacia el registro narrativo y convertirse así en una alternativa viable al lenguaje escrito justo cuando el Imperio Inca colapsó.

Método

Un quipu típico consiste en una cuerda horizontal o una barra de madera recta, de la que cuelgan un número cualquiera de cuerdas anudadas y coloreadas hechas de algodón o lana. Algunos de los quipus más grandes llegan a tener hasta 1500 cuerdas, y estas también pueden estar tejidas de diferentes maneras, lo que sugiere que esto también tenía un significado. Los distintos tonos de color utilizados también podrían tener un significado específico. Asimismo, el tipo de nudo, su posición en la cuerda, el número total de nudos y la secuencia de los mismos podían combinarse para crear un número potencialmente enorme de significados. Todo el método se basaba en un sistema posicional decimal, siendo el mayor decimal utilizado el de 10.000. El sistema matemático inca era casi exactamente el mismo que nuestro sistema actual. Los números o unidades del sistema en un quipu concreto están indicados por las cuerdas más alejadas de la cuerda principal, actuando como una especie de clave. 

Los distintos tipos de nudos tenían diferentes significados. Por ejemplo, un nudo podía indicar un número del uno al nueve por las vueltas de cuerda dentro del nudo, un nudo de ocho podía indicar un valor fijo, un nudo de "abuelita" equivalía a diez, y una cuerda sin nudo significaba cero. Las cuerdas secundarias también podían colgar de una sola cuerda y podían indicar que esa cuerda era una excepción o que tenía una importancia secundaria con respecto a las demás. Por último, los quipu individuales podían unirse a otros en una secuencia específica y significativa.
 
Naturalmente, para maximizar el potencial de almacenamiento de información de los quipus, era mejor contar con un registro oral que los acompañara, y así surgió un cuerpo de expertos o maestros, los khipu kamayuq (también llamados quipucamayos). Estos individuos memorizaban el relato oral que explicaba completamente un quipu determinado y, como el oficio era hereditario, la parte oral se transmitía de generación en generación. Sin embargo, el trabajo estaba sujeto a cierta presión, ya que los lapsus de memoria podían ser severamente castigados.

LOS NUDOS Y LOS COLORES PODÍAN COMBINARSE PARA CREAR UN NÚMERO POTENCIALMENTE ENORME DE SIGNIFICADOS.

 Propósito

En Cuzco, la capital inca, los khipu kamayuq eran profesionales que, además de llevar los registros oficiales, utilizaban el quipu como ayuda memoria para narrar historias, mitos y poemas de la tradición inca. Los quipu también se utilizaban para registrar las conquistas imperiales y los linajes reales. Eran ideales para registrar los datos del censo de las provincias, es decir, números totales, números específicos de hombres y mujeres, niños, personas casadas y no casadas, etc. Otro tipo de datos que se registraban con los quipus eran las cuentas, los almacenamientos, los impuestos (pagados en especie), el ganado, las medidas de las tierras, los ejércitos y su equipamiento, la astronomía y los calendarios. El quipu también era utilizado, junto con una breve descripción oral, por los mensajeros postales incaicos (chasquis). 

Ejemplos preservados

Muchos quipus incaicos fueron deliberadamente destruidos cuando Atahualpa tomó el poder y trató de hacer una limpieza de la historia incaica y, en particular, de destruir los registros históricos relativos al reinado de su acérrimo rival y medio hermano, Huáscar. Más adelante, tras la conquista española, incluso más quipus fueron buscados y destruidos, pues los nuevos gobernantes sospechaban mucho de la información que pudieran contener en sus nudos. Como resultado de estas acciones, hoy en día solo se conservan varios centenares de quipus. Sin embargo, los quipus siguen siendo utilizados por los andinos, sobre todo por los pastores como método para registrar el número de cabezas de ganado. 

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