Nacionalismo criollo

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Nacionalismo criollo: origen, causas y características

El nacionalismo criollo en Nueva España fue un movimiento cultural, social y político que surgió a partir de la segunda mitad del siglo XVIII en el entonces territorio controlado por los españoles. Aunque algunos historiadores prefieren hablar de patriotismo, la mayoría usa este concepto en sus trabajos sobre el inicio de los acontecimientos que llevaron a la independencia del virreinato. 

Los protagonistas de este movimiento ideológico fueron los criollos, los descendientes de españoles nacidos en América. Este grupo, a pesar de crecer económicamente, era discriminado a la hora de poder acceder a los puestos de mayor poder, tanto político como religioso. Eran, además, los más formados académicamente, lo que provocó que accedieran a las ideas de la Ilustración.
 
Virgen de Guadalupe símbolo del nacionalismo criollo
Después de varios siglos de dominio español sobre el territorio, los criollos de Nueva España comenzaron a desarrollar un sentimiento de agravio al que se unía el sentido de pertenencia a una unidad política y cultural diferenciada. Su nacionalismo tomaba también como referencia la cultura prehispánica de la región, así como algunos de sus símbolos religiosos.
 
En la sociedad novohispánica, la educación solo era posible a través de la Iglesia. Por ese motivo, muchos de los líderes criollos eran religiosos. Algunos de ellos fueron los iniciadores de la Guerra de Independencia, ya a comienzos del siglo XIX. 

Origen y desarrollo

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, los criollos de Nueva España comenzaron a adquirir un sentimiento de identidad, comunidad y pertenencia. Ese grupo de población tenían sus raíces en el virreinato y no en España, como le sucedía a sus antepasados. 
 
En esos años, además, los criollos empezaron a rescatar la historia prehispánica y la usaron como fuente de su propia historia.

Este sentimiento nacionalista fue el origen de la conciencia social y política que, después, desembocaría en la formación de movimientos independentistas. Algunos de los protagonistas de la guerra contra los españoles, como Miguel Hidalgo, López Rayón o Ignacio Allende, se habían educado bajo ese nacionalismo. 

Los criollos

Los criollos eran un grupo de población blanco de Nueva España descendiente de españoles. En los años posteriores a la conquista, este sector prosperó gracias a su condición de ser familiares directos de los conquistadores, pero con el tiempo la situación empezó a cambiar. 

La Corona española abolió uno de sus pilares económicos, las encomiendas, e instaló en el virreinato un sistema administrativo dominado por funcionarios españoles. Los criollos fueron desplazados de los puestos de poder más importantes, lo que provocó que ya a finales del siglo XVI apareciera un fuerte resentimiento contra los llamados gachupines.
 
Miguel Hidalgo
Además de esos problemas, los criollos empezaron a plantearse su identidad. No solo habían nacido ya en América, sino que toda su perspectiva vital estaba en ese continente, al contrario que los funcionarios españoles que solían regresar a Europa tras unos años de servicio.

La primera afirmación de conciencia de grupo se presentó en forma de rechazo hacia los gachupines y luego fue evolucionando hasta agrupar elementos más complejos.
 

Educación y religión

Conforme la Corona española establecía mayores mecanismos de control de la colonia, los criollos aumentaban su descontento. Este grupo, además, era de los pocos que tenía acceso a la educación, un ámbito dominado por la Iglesia católica. 

En la aparición del nacionalismo criollo hubo una congregación religiosa que jugó un papel muy importante: los jesuitas. En la segunda mitad del siglo XVIII, desde los centros educativos que estos controlaban se empezaron a reivindicar los valores de la población novohispana, su riqueza cultural y su naturaleza.
 
Los mismos jesuitas organizaron algunas expediciones científicas para explorar todo el territorio de Nueva España y publicaron obras sobre su fauna, flora, clima y geografía. 

Dentro de los factores religiosos que contribuyeron al fortalecimiento del nacionalismo criollo destacó el culto de la virgen de Guadalupe, que se extendió como un símbolo distintivo de Nueva España desde finales del siglo XVIII.
  

Siglo XIX

El nacionalismo criollo cobró aún más importancia a principios del siglo XIX, cuando España pasó por una serie de graves crisis. 

Los nacionalistas criollos fueron muy críticos con la monarquía e, influidos por la Ilustración, reclamaron las libertades de expresión y prensa. Muchos de ellos, además, exigieron la abolición de la Inquisición.
 
Junto a esto, los intelectuales criollos empezaron a exaltar el pasado indígena del territorio, aunque aún tendrían que pasar varias décadas para que comenzaran a preocuparse por cómo vivían los indígenas supervivientes. 

Causas del nacionalismo criollo

La identidad novohispánica fue impulsada, principalmente, por eclesiásticos e intelectuales. Sus primeros símbolos fueron religiosos, a los que se unieron algunos trabajos científicos e históricos que exaltaban el territorio y los mitos indígenas. 
 

✱ Ilustración

A pesar de los intentos de las autoridades españolas para que las ideas ilustradas no llegaran a las colonias, los intelectuales criollos pudieron acceder a ellas. 

Esas ideas contribuyeron a que los criollos se esforzaran en defender las capacidades de los nacidos en la colonia, así como su derecho a acceder a las posiciones de poder ocupadas por los europeos.

Algunos historiadores matizan, sin embargo, la importancia de la Ilustración en el nacimiento del nacionalismo criollo. Estos expertos reconocen la influencia que tuvo sobre la élite criolla, pero afirma que no fue el factor determinante para que después nacieran los movimientos independentistas.
 
De esta forma, las ideas de la Ilustración habrían sido más un catalizador y una manera de legitimar sus posiciones en un momento histórico en el que los criollos se veían perjudicados por las estructuras coloniales. 
 

✱ Arraigo a la tierra

Además de por la procedencia de sus antepasados, la principal diferencia entre los criollos y los españoles peninsulares era el arraigo a la tierra. Mientras que los segundos regresaban a España tras algunos años, los criollos se sentían americanos y reivindicaban su derecho a disponer de las riquezas que proporcionara el territorio. 

Un ejemplo de ese razonamiento fue la declaración del Ayuntamiento de México tras la invasión napoleónica de España. En ella, se afirmaba que la soberanía recaía en el pueblo de Nueva España. Por lo tanto, sus habitantes debían poder decidir cómo gobernarse en ausencia de Fernando VII.
 

✱ Reformas borbónicas 

Las Reformas Borbónicas fueron, entre otras cosas, un intento de la Corona española de aumentar sus ganancias en América y controlar aún más el territorio. 

Con su aplicación, los españoles vieron como aumentaba su poder y riqueza. El descontento de los criollos aumentó y muchos de ellos empezaron a plantearse que el control del virreinato debía cambiar de manos.
 
Esos criollos argumentaban que ellos conocían Nueva España mucho mejor que los funcionarios y políticos peninsulares y que, por lo tanto, tenían más derechos a ocupar puestos de responsabilidad. 

Características del nacionalismo criollo

Fernando VII
El historiador mexicano Enrique Florescano distinguió tres características del nacionalismo criollo. Según este autor, esos rasgos aparecieron a finales del siglo XVI y se consolidaron a lo largo del siglo XVIII.

El primero de esos rasgos fueron los lazos de identidad con la tierra que habitaban, mientras que el segundo fue el uso del pasado indígena como elemento legitimador de la patria a construir. Por último se encuentra la creación de símbolos, muchos de ellos religiosos, que encarnan los valores propios.
 
David Brading, por su parte, afirma que el criollo del siglo XVII se identificaba con una especie de heredero desposeído. Desde ese papel, comenzó a reivindicar la historia azteca como legitimador de la propia personalidad del territorio. Así, aunque sin negar su raíz europea, exaltaron su pasado prehispánico como rasgo único y diferenciador. 





 

 

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Revolución de los Claveles

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Revolución de los Claveles

La Revolución de los Claveles (en portugués: Revolução dos Cravos o, mucho más frecuentemente, O 25 de Abril) es el nombre dado a un levantamiento militar ocurrido el 25 de abril de 1974 en Portugal, que provocó la caída del régimen de ese país, que no convocaba elecciones democráticas desde 1925. El fin de este Gobierno, conocido como Estado Nuevo, restauró la democracia en Portugal casi cincuenta años después, y permitió que todas las provincias portuguesas no europeas (excepto Madeira y Macao) lograran su independencia antes de concluir 1975. Tras una larga guerra en lo que hoy son Angola y Mozambique, Portugal se convirtió en un Estado democrático y de derecho.  

Contexto

A inicios de la década de 1970, el régimen autoritario del Estado Nuevo seguía pesando como una losa sobre Portugal. En 1968, su fundador, António de Oliveira Salazar, quedó impedido por un accidente doméstico, que le provocó un hematoma cerebral, por lo que fue apartado del gobierno y falleció en 1970. Le sustituyó Marcelo Caetano en la dirección del régimen. Cualquier intento de reforma política fue abortado, debido a la propia inercia del régimen y al poder de su policía política, la Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE). 

Manifestación del 25 de abril de 1983 en Oporto
A finales de la década de 1960 el régimen se aislaba, con líderes envejecidos y anquilosados, en un mundo occidental en plena efervescencia social e intelectual. Mientras tanto, las colonias africanas de Mozambique y Angola, arrastradas por los movimientos de descolonización de la época, habían estallado en revueltas desde principios de la década y obligaban a la dictadura portuguesa a mantener por la fuerza de las armas el Imperio colonial portugués, instalado en el imaginario de los ideólogos del régimen como un "elemento de la identidad nacional" que debía conservarse a toda costa. El país se vio abocado a invertir grandes recursos humanos y materiales en una guerra colonial de pacificación costosa y difícil de sostener para Portugal, actitud que contrastaba con el resto de potencias coloniales de Europa, que, pese a contar con más recursos que Portugal, preferían asegurarse la salida del continente africano de la forma más conveniente y menos costosa.

La guerra colonial había generado conflictos entre la sociedad civil y la élite militar. Todo esto mientras el modelo económico propugnado por el régimen, basado en la autarquía y en la exportación de materias primas, acompañado por un débil desarrollo industrial y un fuerte mercantilismo en todos los sectores de la economía, hacía que Portugal permaneciera como el país más pobre de Europa Occidental y generara una fuerte emigración, principalmente hacia Estados Unidos, Canadá, Francia, Venezuela y Alemania Occidental.
 

Creación del Movimiento de las Fuerzas Armadas 

En febrero de 1974, Caetano fue obligado por la vieja guardia del régimen a destituir al general António de Spínola y a sus apoyos cuando trataba de modificar el curso de la política colonial portuguesa, que había llegado a ser demasiado costosa para el país. De hecho, Spínola había ganado fama entre los oficiales del ejército opuestos al régimen cuando en ese mismo mes publicó Portugal e o futuro, texto con casi 50 000 reproducciones, donde Spínola declaraba que el país no debía proseguir la guerra colonial en África sino buscar una «solución política» a ese conflicto. 

Desde ese momento en que se hicieron visibles las divisiones existentes en el seno de la élite del régimen, un misterioso Movimento das Forças Armadas (MFA) llevó adelante una revolución. El movimiento nació secretamente en 1973 de la conspiración de algunos oficiales del ejército, primero preocupados por cuestiones profesionales, pero que se politizaron por el empantanamiento de la guerra colonial. 
 
A finales de 1973, el MFA alcanzó mayores niveles de crecimiento y se convirtió en una preocupación para la policía secreta del Estado Novo, precisamente cuando gran parte de los apoyos de Oliveira Salazar procedían de la élite militar, a la cual el salazarismo había confiado un importante rol político con motivo de la guerra colonial. El 16 de marzo de 1974, un grupo de oficiales del MFA intentó un golpe de Estado sublevando un regimiento de infantería en la localidad de Caldas da Rainha con el fin de marchar sobre Lisboa. El llamado Levantamiento de las Caldas fracasó ese mismo día y este hecho motivó al régimen de Marcelo Caetano a lanzar una agresiva campaña de espionaje dentro del Ejército, ordenando detenciones y traslados de guarniciones. Los jefes del MFA reflexionaron entonces que necesitaban recurrir a un golpe de Estado para derrocar al régimen, siendo inviable una salida pacífica. Pero para asegurar el éxito inmediato y evitar una guerra civil, debían ampliar su círculo de contactos y, sobre todo, acelerar los planes de la revuelta cubriendo todos los detalles precisos para no dar tiempo a la reacción gubernamental. 
 

Desarrollo de la revuelta militar

Madrugada del 25 de abril

La revolución comenzó a las 22:55 horas del 24 de abril, con la conocida canción E depois do Adeus de Paulo de Carvalho, que había representado a Portugal en el Festival de Eurovisión unos días atrás, transmitida por el periodista João Paulo Diniz de la Rádio Emissores Associados de Lisboa, que era el primer aviso para que las tropas se prepararan en sus puestos y sincronizaran relojes. A las 00:25 horas del 25 de abril, la Rádio Renascença transmitió «Grândola, Vila Morena», una canción revolucionaria de José Afonso, prohibida por el régimen.​ Era la segunda señal pactada por el MFA para ocupar los puntos estratégicos del país, mediante una serie de coordinaciones fijadas por un puesto de mando establecido por el mayor Otelo Saraiva de Carvalho en el cuartel de la Pontinha en Lisboa.  

En las horas siguientes, el régimen dictatorial se derrumbó. A partir de las 01:00 horas del 25 de abril, las guarniciones de las principales ciudades (Oporto, Santarém, Faro, Braga, Viana do Castelo) decidieron seguir las órdenes del MFA, ocuparon aeropuertos y aeródromos, y tomaron las instalaciones del gobierno civil. De hecho, fuera de Lisboa la situación discurrió con sorprendente calma, y a lo largo de la madrugada las autoridades del Estado Novo perdieron el control del país sin resistencia. 
 
Pese a que desde las 03:00 horas se emitieron continuos llamamientos radiofónicos de los «capitanes de abril» (los oficiales jefes del MFA) a la población, para que permaneciera en sus hogares, y a la policía, para no oponerse a las actividades de las tropas, al amanecer de ese mismo día miles de civiles portugueses ganaron las calles en varias localidades, mezclándose con los militares sublevados. En el transcurso de la madrugada, los militares rebeldes salieron de sus cuarteles y ocuparon los aeropuertos internacionales de Lisboa y Oporto, ordenando el cese de los vuelos en todo el espacio aéreo portugués. Unidades de la marina de guerra se adhirieron a la revuelta y tomaron el control de los puertos del Atlántico, de Madeira y de las Azores.  

Si bien al inicio las tropas de la aviación se mantuvieron indecisas, aceptaron seguir al MFA debido a la decidida actuación de las tropas del ejército. A las 04:00 horas el gobierno de Caetano tomó conocimiento de la revuelta y se perdió el factor sorpresa, pero las órdenes del gobierno (dictadas durante las tres horas siguientes) para detener a los rebeldes por la fuerza no fueron obedecidas y pronto las fuerzas del MFA controlaron puntos claves del país a las 09:00 horas. 
 

Tras el amanecer del 25 de abril 

Uno de los hitos de aquellas concentraciones fue la marcha de las flores en Lisboa, caracterizada por una multitud pertrechada de claveles, la flor de temporada. Una camarera, Celeste Caeiro, que regresaba a casa cargada de las flores retiradas de los adornos de un banquete suspendido por la situación, no pudo dar el cigarrillo que un aterido soldado le pedía desde un tanque en la plaza del Rossio, justo al inicio del Largo do Carmo, donde los tanques de los sublevados aguardaban nuevas órdenes en una tensa espera desde la madrugada. Como la joven solo llevaba los manojos de claveles, le dio uno. El soldado lo puso en su cañón y los compañeros repitieron el gesto colocándolos en sus fusiles, como símbolo de que no deseaban disparar sus armas, extendiéndose la acción por toda la ciudad  y generando el nombre con que la revuelta pasaría a la historia. 

Las acciones militares fueron protagonizadas también por el capitán Salgueiro Maia que, al frente de las fuerzas de la Escola Prática de Cavalaria, salió de Santarém para marchar sobre Lisboa con una columna de tropas. En la capital logró la adhesión de más tropas y con ellas ocupó el Terreiro do Paço a primeras horas de la mañana del día 25, luchando por mantener el orden, evitar desmanes de civiles y convencer a las fuerzas militares de la capital que aún se hallaban en duda ante los sucesos.
 
El profesor Marcelo Caetano se refugió con sus ministros en el cuartel del bairro del Carmo, en Lisboa, que fue cercado por el MFA a las 10:00 horas del 25 de abril apoyado por una multitud de manifestantes. La intervención de un buque de la Armada en la desembocadura del Tajo para liberar a Caetano y sus ministros fracasa a las 12:00 horas​ mientras los comunicados del MFA declaran tener bajo control todo el país y que "se acerca la hora de la liberación"; Caetano discutió la situación con el capitán Salgueiro Maia, quien dirigía a las tropas sublevadas del Carmo, y que le presentó un ultimátum a las 14:30 horas para abandonar el gobierno.  

La caída del gobierno

Tras vencer a las 16:00 horas el ultimátum para la rendición del gobierno, y siendo imposible contar con apoyos significativos en las fuerzas armadas para defender al régimen, Marcelo Caetano pidió a Salgueiro Maia rendirse ante un oficial de alta graduación,​ a lo cual accedió Salgueiro. 

Para ese fin se dio aviso al general Antonio de Spínola, uno de los jefes del MFA en el cuerpo de caballería, quien acudió al Cuartel do Carmo para recibir la rendición de Caetano a las 17:45 horas. Caetano indicó a Spínola que capitulaba con todo su gabinete ante un general «para evitar que el poder caiga en la calle» y fue sacado con sus ministros en un transporte de tropas Bravia Chaimite a las 19.00 horas,​ en medio de la multitud en las calles, para ser mantenido bajo arresto. Horas después Caetano y sus ministros partieron al exilio en Brasil. 
 
A las 20.00 horas las tropas del MFA ocuparon el cuartel general de la aviación en Lisboa y arrestaron a líderes del gobierno Caetano que se habían refugiado allí, sin resistencia; en paralelo los hombres del MFA tomaron los últimos cuarteles de Lisboa donde resistían oficiales leales a Caetano,​ que se rindieron sin lucha en tanto la gran mayoría de reclutas y suboficiales se habían pasado horas antes a las filas del MFA. 

Pese a que los jefes del MFA insistieron en que deseaban evitar violencias, la revuelta provocó cuatro muertos y decenas de heridos ocasionados por los disparos de algunos agentes de la PIDE, la policía política, desde su cuartel general lisboeta contra manifestantes civiles a las 20:30 horas en un esfuerzo por resistir al golpe de Estado; los agentes policiales quedarían cercados por tropas afectas al MFA y se rendirían a las 09.46 horas del día siguiente. La ausencia de apoyo al régimen entre las Fuerzas Armadas causó que la policía política se rindiera poco después,​ al ser inviable oponerse por la fuerza a una revuelta militar masiva. 
 
A las 01:00 horas del 26 de abril, la televisión y la radio estatales presentaron a los miembros del MFA encabezados por el general Spínola, que ya habían asumido el control de todo el país y que estarían encargados del gobierno a partir de entonces.​ Se constituyó la Junta de Salvación Nacional. 
 

Consecuencias 

Posteriormente al día 25, fueron liberados los presos políticos de la Prisión de Caxias. Se produjo también el retorno desde el exilio de los líderes políticos de la oposición: el socialista Mário Soares regresó a suelo portugués el 29 de abril y el comunista Álvaro Cunhal, el 30.​ Al año siguiente se convocaron unas elecciones constituyentes y se estableció una democracia parlamentaria similar a las de Europa Occidental. Con todo, la Revolución precipitó el fin del imperio colonial portugués en África, aunque de modo desordenado pues las guarniciones africanas recibieron la simple orden de volver a la metrópoli y dejar el poder a los movimientos de liberación, sin coordinar previamente el traspaso de poder estos, a pesar de que los grupos independentistas africanos carecían de cuadros políticos y técnicos suficientes para asumir funciones gubernamentales. Para colmo, el temor a represalias de las nuevas autoridades motivó una emigración «a la inversa» de casi 500 000 civiles portugueses residentes en África, los «retornados», desde terratenientes hasta obreros y tenderos, que debieron abandonar trabajos y bienes en suelo africano en cuestión de semanas.  

Mural conmemorativo de la Revolución de los Claveles
Duró dos años el periodo turbulento que siguió a la Revolución de los Claveles, caracterizado por luchas entre la izquierda y la derecha. Ese período pasó a la historia como el Proceso Revolucionario en Curso o PREC, una designación ambigua usada por los gobernantes que da cuenta de la falta de definición del rumbo de los acontecimientos. Se sucedieron cinco gobiernos provisionales, cada vez más radicales.​ Hubo varios intentos de golpe militar derechista para paralizar el proceso: el 28 de septiembre de 1974 y el 11 de marzo de 1975, episodios derrotados tras los cuales se aceleró la radicalización política del régimen. 

Fue nacionalizada toda la banca y la mayor parte de la gran industria. En marzo de 1975 el ala de oficiales comunistas del Movimiento de las Fuerzas Armadas anunció que se había iniciado la «transición al socialismo». Sin embargo, las elecciones constituyentes de abril de 1975 dieron la victoria a fuerzas socialistas moderadas, más cercanas a la socialdemocracia de partidos como el SPD alemán o el PS francés, que lucharon por suprimir la influencia política de militares pro-comunistas, siendo apoyados por un fuerte núcleo derechista concentrado en las provincias al norte del Tajo. En el otoño de 1975, el país estuvo cerca de una guerra civil, pero un fallido intento de golpe de estado de militares pro-comunistas el 25 de noviembre estabilizó la situación. El régimen socialista desarmó y licenció a los oficiales revolucionarios y restauró la disciplina jerárquica entre las tropas, cuidando que los puestos claves del poder queden en manos de los partidos políticos más votados. En esa situación más tranquila se aprobó la constitución de 1976 y se inició la consolidación de la democracia. 
 

Reacciones internacionales 

En la vecina España franquista la situación de Portugal fue vista con preocupación, con temor no solo de la facilidad con que fuera derrocada la dictadura salazarista (considerada incluso «más sólida» que el propio franquismo) sino sorprendido por la serie de profundas transformaciones políticas sucedidas en cuestión de meses. A pesar de que en todo momento el nuevo gobierno revolucionario portugués manifestó su absoluto respeto por el sistema político interno de España, y su voluntad de mantener buenas relaciones con el vecino peninsular, la amenaza de caída del franquismo era latente. Por ello, el gobierno español apoyó activamente a la derecha portuguesa opuesta al MFA y en paralelo fortaleció la represión política dentro de España para evitar que el ejemplo portugués alimentara a los grupos opositores. Estos, como se esperaba, redoblaron sus actividades de propaganda por los mismos motivos, ayudados por la evidencia que el golpe de estado de Portugal había sido muy poco violento pese a un contexto más difícil que el español y por tanto la caída del franquismo podría suceder también de modo pacífico, disipando los temores de la población española ante un cambio de régimen. 
 
Por su parte la OTAN no mostró inicial preocupación ante la «Revolución de Abril» en tanto Portugal siguiera cumpliendo sus deberes como miembro de la «Alianza Atlántica» pero la postura de la OTAN (y especialmente de Estados Unidos) se tornó pronto en temor a que los comunistas portugueses controlaran el MFA e impusieran una dictadura pro-soviética en un país con gran potencial geopolítico en los años de la Guerra Fría, al poseer bases estratégicas en el Atlántico Norte (islas Azores y Madeira) y un amplísimo litoral oceánico. No obstante, el curso de los acontecimientos en 1974 y 1975 con el debilitamiento interno de los comunistas, el ascenso de los socialistas y la subsistencia de una fuerte corriente de derechas al norte del Tajo, más las informaciones de diplomáticos anglosajones en Lisboa y Madrid, desaconsejaron al presidente estadounidense Gerald Ford una intervención militar en Portugal, considerándose suficientes las actividades secretas desarrolladas en el país. 

El día 25 de abril es festividad nacional en Portugal y suele acoger conmemoraciones y celebraciones cívicas. En 2014, Portugal emitió una moneda celebrando el 40.º aniversario de la Revolución. 
 
 
 

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La batalla de Lepanto

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La batalla de Lepanto

Un 7 de octubre de 1571, el mundo contemplaba atónito una de las mayores batallas navales de la historia, la batalla de Lepanto. Fue una batalla que salvó a Europa de una invasión otomana y, en ella, España jugó un papel fundamental.

El 7 de octubre de 1571 la Santa Alianza vencía a la flota turca en el golfo de Lepanto. Cervantes, que participó en la batalla, la calificó como “la más alta ocasión que vieron los siglos”.

Batalla de Lepanto

Durante todo el siglo XVI el Imperio Otomano fue una constante amenaza para los intereses cristianos en el mediterráneo ya que controlaba parte de los Balcanes y amenazaba constantemente Viena controlando con ello el Mediterráneo Oriental. En 1570 los turcos habían tomado Chipre, hecho fundamental para que el Papa Pio V, Felipe II, la Orden de Malta, el Ducado de Saboya, la Republica de Génova y la Republica de Venecia, entre otros, constituyeran la Liga Santa. Francia, en esta época se abstuvo en pos de sus intereses.

La Santa Liga se creó para la defensa del mediterráneo y constituía una flota conjunta con unas 200 galeras y otras galeazas de menor tamaño aparte de naves auxiliares mientras que los otomanos tenían aproximadamente unas 290 naves, según Juan Vázquez (2011). Las fuerzas en combate, se resumen en unos 30.000 marineros y algo más de 20.000 soldados por parte de la Liga Santa de los cuales 14.000 eran españoles (Venecia aportó el grueso de las naves); los turcos, por el contrario, sumaban unos 40.000 hombres y se encontraban recalados en el Golfo de Lepanto (Patrás), tras la conquista de Chipre. Según Jesús A. Rojo (2015), en Lepanto se concentró más del 75% de las naves disponibles del mundo en ese momento, al igual que Felipe II hizo hincapié en concentrar al grueso de sus tropas allí.

Así las cosas, el 17 de septiembre de 1571 parte desde Mesina la flota de la Liga Santa hacia el Golfo de Corinto, Lepanto. La expedición fue enarbolada por Don Juan de Austria, quien capitaneaba la Real (nave capitana de unos 47 metros de eslora), mientras que la “Sultana” (la capitana otomana) la encabezaba Alí Pachá de similares dimensiones y con unos 300 jenízaros y algo más de 100 arqueros en su interior.

Eran las 7 de la mañana del día 7 de octubre de 1571 y los cristianos, en formación de media luna, penetraban en el golfo de Patrás avistando a la flota turca. En ese momento, un instante antes de que diera comienzo la gran batalla, los españoles a las órdenes de Don Juan de Austria se santiguan y rezan de rodillas ante un crucifijo. Los turcos invocaban a Mahoma y los cristianos a Santiago y en un abrir y cerrar de ojos los dos contingentes se encuentran en una lucha sin cuartel.

Los turcos se lanzaron rápidamente contra las tropas de la Liga Santa ya que el viento les era favorable aprovechando, además, su supuesta superioridad numérica. La situación se decantaba por los turcos que aprovechaban el ancho de su línea defensiva mientras los cristianos combatían en media luna.

Dentro de la tormenta de humo provocada por el fuego de artillería, Don Juan de Austria decide abordar la nave de Alí Pachá confiando a su vez en que la línea se mantenía. Entre el caos de la batalla, la situación se complica para los cristianos pues ambas naves quedan enganchadas y, en ese momento, hace aparición Don Álvaro de Bazán que decide prestar ayuda a Don Juan quien consigue abordar la capitana de los turcos, mientras por el flanco sur Andrea Doria conseguía abrirse camino.

Al mediodía, la lucha se había generalizado en el centro de las formaciones siendo especialmente intensa entre las capitanas de ambos bandos. En el último resquicio de fuerzas que quedaba en la Real de Don Juan se lanzan al ataque con todo los cristianos y una bala de arcabuz alcanza a Alí Pachá quien muere en el acto siendo su cabeza cortada y clavada en una pica. Las tropas de Andrea Doria fueron liberando y sosegando a los cristianos que todavía combatían a la vez que los turcos fueron cediendo hasta ser derrotados mientras la bandera aliada ondeaba ya en la Sultana.

Como anécdota nuestro Miguel de Cervantes, según cuenta la leyenda, sufrió una herida considerable en la mano izquierda lo que le atribuyó el sobrenombre de “Manco de Lepanto”.

En el puerto de Petala, tras la batalla, los cristianos hacen balance cuantificando las bajas entre las que destacan 40 galeras y unos 7.500 hombres según Jesús A. Rojo (Op.Cit.), de los cuales unos 2.000 eran españoles; en el caso turco el desastre fue total estimándose alrededor de entre 25.000 y 30.000 muertos y 190 navíos apresados, de los que unos 130 eran útiles. Además se hicieron unos 5.000 presos turcos.

Esta batalla supuso el final de la amenaza otomana en el mediterráneo y en Europa poniendo de manifiesto la invencibilidad turca. Supuso también el freno del expansionismo turco en Europa, que había llegado hasta Viena, de donde serán expulsados de nuevo un siglo después. Fue, además, una de las batallas decisivas de la humanidad y una de las muchas ocasiones en las que España participó en la defensa de la Cristiandad y de Europa.




Fuente y Autor: Álvaro González Díaz; Revista de Historia

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"Rojigualda": El origen de la actual bandera española

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“ROJIGUALDA”: EL ORIGEN DE LA ACTUAL BANDERA ESPAÑOLA

Las banderas son símbolos que representan un territorio unificado. Fruto de la evolución de los estandartes que anteriormente se utilizaban, como los vexilos romanos (una especie de estandarte rígido), fueron los musulmanes y los cruzados quienes introdujeron en la Península Ibérica el uso de banderas de manera representativa de reyes y señores, pero aún no representaban un territorio como tal. Durante el reinado de Juana I de Castilla se introdujo la cruz de Borgoña como elemento común en todos los estandartes representativos.

LA ACTUAL BANDERA DE ESPAÑA

Para conocer el origen de la actual bandera hay que remontarse al reinado de Felipe V, cuando los borbones accedieron al trono. Este eliminó la cruz de Borgoña de los Austrias e introdujo el escudo de armas de los Borbones con un fondo blanco. Fue entonces cuando, con el tiempo, se percataron de la problemática de esta bandera. Varias naciones europeas tenían banderas muy similares y durante las batallas marítimas era muy dificultoso reconocer a quién pertenecían los otros barcos hasta que se estaba a veces demasiado cerca, generando numerosos problemas derivados de ello. Para solucionarlo, Felipe V mandó al Ministro de Marina, Antonio Valdés y Fernández Bazán, diseñar una bandera naval llamativa. Tras un concurso, Valdés eligió 12 bocetos y se los presentó a Carlos III.



El 28 de mayo de 1785, y mediante Real Decreto, se estableció la bandera de color rojo y gualda con un nuevo escudo borbónico como la bandera naval oficial:



Con el tiempo, su uso se extendió también a las tropas de tierra y se popularizó fuertemente. Tal fue así que la reina Isabel II la estableció, el 13 de octubre de 1843, como bandera nacional española.

EVOLUCIÓN

La bandera que había establecido Isabel II fue modificada en el momento de la llegada de la I República en 1873, eliminando únicamente la corona al escudo borbónico.



Tras un año, los Borbones volvieron a instaurar la monarquía y se estableció de nuevo la anterior bandera.

II REPÚBLICA Y FRANQUISMO

Uno de los cambios más significativos realizados en la bandera se produjo durante la II República. Fueron significativos porque se introdujeron cambios que han durado hasta nuestros días, incluso permaneciendo durante el franquismo. Estos cambios fueron el cambio de color de la franja inferior de rojo a morado en honor a los comuneros de Castilla, la introducción de los reinos de Aragón, Granada y Navarra al escudo borbónico y la incorporación de las dos columnas de Hércules con el lema “Plus Ultra” (en latín “más allá”). Además se cambió la corona por un castillo en la parte superior del escudo.



Tras finalizar la Guerra Civil con la derrota del ejército republicano, se establecieron de nuevo los colores originales de las franjas y la corona en la parte superior del escudo. Se introdujo el águila de San Juan en homenaje a los Reyes Católicos (la reina Isabel la portaba como emblema personal) y se mantuvieron las columnas de Hércules.



Una vez finalizada la dictadura franquista, la bandera española continuó siendo la misma hasta el 28 de octubre de 1981, cuando se cambió el anterior escudo por el escudo de España. Lo cierto es que esta bandera no es la que establece la Constitución ya que esa no incluye escudo y fue establecida en 1978, con anterioridad a la Ley 39/1981 sobre el uso de la bandera de España y de otras banderas y enseñas. Esta, en su artículo 2.2 reza: «En la franja amarilla se podrá incorporar, en la forma que reglamentariamente se señale, el escudo de España».



El escudo actual representa a España como país, haciendo uso de él el Gobierno, Presidencia, Ministerios y Justicia, no siendo así el Rey y la Princesa de Asturias, quienes ostentan otros escudos.

Sus elementos son:

➤ Reino de Castilla
➤ Reino de León
➤ Reino de Aragón
➤ Reino de Navarra
➤ Reino de Granada
➤ Dinastía Borbón-Anjou
➤ Columnas de Hércules

La bandera oficial más grande que existe está izada en la Plaza de Colón de Madrid. Sus medidas son 21×14 metros con una extensión de 294 m2.

Sin embargo, la bandera no oficial más grande del mundo se encuentra en Zaragoza. Se trata de un campo de cerezos que ha sido cubierto con lonas con los colores de la bandera. Tiene un tamaño de 22.000 m2.




Fuente: Historia

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Historia de la Bandera confederada de EE. UU.

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 Historia de la Bandera confederada de EE. UU.

La historia de la bandera confederada es curiosa. Al igual que la historia de la bandera de España, su diseño responde a necesidades en la batalla. Aunque en este caso, la que la mayoría de la gente conoce como bandera confederada no fue la bandera de la Confederación. Esta fue, originalmente, la bandera confederada: 

 

Se utilizó por la Confederación de 1861 a 1863.

Y esta es la bandera que usualmente se considera como confederada pero que, en realidad, nunca lo fue:

 

Para empezar, repasemos un poco la historia de estos dos símbolos para entender qué fueron, para qué se utilizaron y qué representan hoy en día.

Originalmente, la bandera de los Estados Confederados de América fue la llamada “Barras y estrellas” (Stars and bars). No se debe confundir con la actual bandera, que aunque en español se la conoce también con este sobrenombre, en inglés es diferente (Stars and stripes). 

Fue diseñada por Nicola Marschall, un artista prusiano que se inspiró en las armas del archiducado de Austria, que también originaron la actual bandera de Austria. Fue utilizada por la Confederación desde el 4 de marzo de 1861. Las 7 estrellas que componen la parte superior izquierda representaban los estados originales: Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana y Texas. Posteriormente se añadieron otras 6 estrellas tras la adhesión del resto de estados que compusieron la Confederación.

Tras la batalla de Bull Run, considerada la primera gran batalla de la Guerra de Secesión, las tropas no se encontraban cómodas con esta bandera, ya que en el campo de batalla se podía confundir con la bandera del norte: 


Por esta razón, el ejército de Virginia del Norte, el más poderoso de la confederación, comenzó a utilizar en el campo de batalla la conocida como la “Navy Jack” o “Cruz sureña”. Un diseño del congresista de Carolina del Sur Porcher Miles cuya intención fue convertirla en la bandera nacional, pero el congreso lo rechazó.
 
En mayo de 1863 el congreso confederado adoptó una nueva bandera con el objetivo de no tener una tan parecida a la de la Unión por lo que, a partir del diseño de Porcher Miles, diseñó esta bandera:
 
 
Más tarde, en 1865, se rediseñó añadiéndole una tira roja en el lado derecho. En el campo de batalla, cuando la bandera anterior no ondeaba totalmente desplegada, se parecía a una bandera blanca de rendición, por lo que también creaba confusión. De ahí la adhesión de la tira roja:
 
 
Pero ¿por qué generalmente se utiliza la bandera diseñada por Porcher Miles como bandera confederada? Lo cierto es que este símbolo no tuvo mucho protagonismo hasta la década de los 50 del siglo siguiente. No fue hasta la aparición del Ku Klux Klan y otros grupos supremacistas durante la segunda mitad del siglo XX que la Navy Blue comenzó a popularizarse como símbolo de esclavismo, racismo y supremacismo blanco.
 
Actualmente en Estados Unidos existe el debate entre lo que piensan que es un símbolo que honra a los que lucharon en la guerra de secesión y los que opinan que es un símbolo racista y esclavista. 

«Todos los símbolos son susceptibles de múltiples interpretaciones, pero este es único en su capacidad de exacerbar las pasiones de todos los bandos, y el volumen de interpretaciones y preconcepciones sobre él lo hace único en la historia de EE.UU.», dice John Coski, autor de «The Confederate Battle Flag: America’s Most Embattled Emblem» en declaraciones a bbc.com.

 

 

 J.M.S

 

Fuente: Canal Historia 

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Gran Dolina

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Gran Dolina

La Gran Dolina​ está ubicada en España, muy cerca de la localidad de Atapuerca, en la provincia de Burgos, formando parte de los yacimientos de la sierra de Atapuerca (posiblemente los más importantes de toda Europa por la abundancia y diversidad de sus restos). 

Excavaciones en la Gran Dolina en 2012.
Esta dolina se colmató a lo largo del tiempo con una sucesión de sedimentos en los que se fueron acumulando los restos fósiles. A finales del siglo XIX, como gran parte de los yacimientos de Atapuerca, fue cortada por una trinchera para el trazado de una línea de ferrocarril, quedando estas capas a la vista. 
 
Los primeros hallazgos se efectúan en los años 1970/1980, codificándose el lugar como TD (Trinchera Dolina) y los distintos estratos de sedimentos como TD1 (el más antiguo y, por lo tanto, según la ley de Steno, el inferior) hasta TD11 (el más moderno y el superior); e instalándose un andamio de grandes dimensiones para permitir la excavación en los distintos niveles. 


ATD6-15 y ATD6-69

En este yacimiento, en el nivel TD6, se encontraron en 1994 restos de un cráneo de hace unos 900 000 años,​ popularizado como niño de Gran Dolina, se identificó como perteneciente a una nueva especie de homínido, Homo antecessor, del que posteriormente se encontrarían restos de hasta seis individuos. Estos restos han cambiado lo que se pensaba sobre la evolución humana en el continente europeo. 

Restos de Homo antecessor de Gran Dolina
Dichos restos se asemejaban a Homo heidelbergensis, predecesor de Homo neanderthalensis por características de su frente y los dientes, pero también presentaban características más modernas, como los rasgos de su cara, propias del Homo sapiens, el ser humano actual; por lo tanto, se les identifica como el antepasado común de ambos, posición antes atribuida a Homo heidelbergensis. Se ha podido comprobar también que estos homínidos practicaban el canibalismo,​ ya que las marcas encontradas en los huesos de animales y humanos han sugerido un proceso de descuartizamiento, extracción de carne y raspado superficial. El raspado superficial se considera como una actividad para aprovechar mejor la carne. Debido a los impactos que rompieron el hueso en dos mitades, presentan golpes y fracturas que indican la extracción de la médula. Este tipo de fractura no se asemeja a un ritual, sino que sugiere un objetivo alimenticio.
 
En niveles inferiores se han encontrado restos de industria lítica de hasta hace 1 500 000 años, lo que hace suponer la existencia de homininos que serían, por tanto, los más antiguos de Europa.


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